Se aproximan las vacaciones de verano, pero antes, hay que afrontar la etapa final del curso universitario, con todo lo que esto supone. Este final del curso universitario se acerca, algunos de nuestros residentes están con los exámenes de la convocatoria extraordinaria, y en consecuencia tienen una carga de ansiedad, nervios y estrés que podrán superar una vez finalice este período.
Si has estado atento a nuestros consejos te habrás preparado con tiempo, que es una de las claves para salir airoso de las pruebas universitarias, especialmente, en las materias prácticas que requieren de mayor concentración y dedicación, como Matemáticas, Física, Química (si la carrera que escogiste la contiene), Lógica, o cualquier otra que demande más atención.
Varios recordatorios para no tambalear en cada prueba
Aquí podrás encontrar...
Lo primero que debemos aplicar es la dedicación diaria a cada materia. Es más probable el éxito cuando nos acostumbramos a estudiar un poco cada día, a intentar devorar el material, ejercicios y tests días u horas antes de los exámenes. Lo ideal es ir abordando progresivamente los contenidos vistos en clase, aumentar y mejorar la información una vez en la residencia universitaria, hacer otros ejercicios además de los resueltos en el aula o con los compañeros y acumular más conocimientos que nos den mayor seguridad a la hora de enfrentarnos a la prueba, o a la realización de informes o trabajos académicos.
Seguramente, los profesores hayan dado el calendario de exámenes al principio del curso, o hayan informado con antelación el programa de evaluación. Esta ventaja debes aprovecharla y tener en cuenta las fechas previstas para cada prueba, de manera que no te agarre desprevenido ni en el aire el cronograma de evaluación y puedas ir estudiando, resolviendo y entendiendo bien los contenidos antes del final del curso. Esa forma de asumir los estudios probablemente te quite horas de diversión con los amigos o distracción con tus compañeros, sin embargo, la recompensa será buenos resultados en los exámenes, buenas puntuaciones y la superación de un curso más hacia el título de tu carrera profesional.
Otra clave para ir más seguros a las pruebas de fin de curso es relajarse, dormir plácidamente de manera que el cerebro descanse y se recupere, evitar alimentos que atenten contra la tranquilidad y el bienestar físico (como frituras, alcohol, café, carnes o guisos pesados), practicar algún deporte o hacer caminatas que te activen la circulación y con ella el cerebro, liberes endorfinas y tengas menor disposición para estudiar o repasar los contenidos. Ya os hemos contado cosas para afrontar los exámenes con garantía de éxito, así que direcciona todas tus energías para salir airoso de las pruebas del fin de curso universitario y luego prémiate por haber alcanzado la meta.
Exámenes convocatoria extraordinaria
Si eres universitario, de cualquier centro de educación superior del país, esta información relacionada con la convocatoria extraordinaria de exámenes te puede interesar. Cuando un estudiante universitario suspende sus cursos y se matricula en una segunda oportunidad para poder aprobar, tiene derecho a hacer uso de las fechas especiales de exámenes por ser repitiente, según el calendario que publica cada universidad en fecha particular.
Una vez inscribas la materia, podrás presentarte a dos convocatorias ordinarias de examen del curso en el que te apuntes, es decir, en las pruebas a las que acuden todos, y luego se hacen las de recuperación, que de acuerdo a cada centro educativo o facultad pueden ser en julio o septiembre. Sin embargo, si el estudiante está pagando la matrícula en una segunda oportunidad (bien sea por haberla suspendido o por no haberse presentado), tiene derecho a sustituir una de las convocatorias ordinarias por una extraordinaria.
Como las fechas cambian cada año en cada universidad, lo más recomendable es que estés atento a estas convocatorias, y, si no estás dentro de las fechas previstas, puedes solicitar el derecho dirigiendo una exposición de motivos al decano de la facultad para hacer uso del mismo.
El período de estos exámenes suele ser de una semana, y dependiendo del calendario, como ya dijimos anteriormente, suele ser en julio o septiembre, aunque en otras universidades estas convocatorias suelen ser en mayo, si los exámenes son en junio o julio, o en noviembre, si las pruebas se realizan en diciembre. Las convocatorias extraordinarias están dirigidas a los estudiantes que están matriculados, por lo menos, una segunda vez en una materia. Si ese es tu caso, lo único que debes hacer para aprovechar la convocatoria extraordinaria es haber hecho la solicitud previa en el período estipulado.
Cada universidad tiene una normativa particular que aplica a sus estudiantes, por eso, si la normativa de tu universidad permite realizar más de una asignatura mediante estas convocatorias, puedes usarlas, siempre y cuando hayas pagado la matrícula con el respectivo recargo y se trate de una segunda oportunidad de estar cursando la asignatura. Después que has aprobado una asignatura mediante una convocatoria extraordinaria de examen, ya has avanzado un paso más en el camino hacia la obtención de tu título universitario.
El invento de los exámenes
En época en la que los exámenes se convierten en nuestra pesadilla recurrente, especialmente al final del curso, muchos se habrán preguntado a quién se le ocurrió eso de poner a prueba las competencias de un estudiante y cómo es que pasado tanto tiempo sigue siendo la forma de medir capacidades, habilidades y aptitudes. Pues bien, con un poco de historia nos enteramos de que todo este invento se le debe a los chinos, quienes en el siglo VII a.C. aplicaban unas pruebas especiales del sistema de examen imperial chino que duraban tres días con sus noches, y trataban acerca de los clásicos de Confucio, reconocido pensador chino cuya doctrina se denomina Confucianismo.
En el siglo XIII, unas 450 mil personas presentaban estas pruebas, sin importar su condición social o económica, y a pesar de que solo se entregaban alrededor de 600 diplomas, el haber superado la prueba les deba reconocimiento social, membresías, conexiones y los ubicaba en la élite social.
Desde entonces y hasta ahora, los exámenes siguen siendo una forma de medir de manera justa las habilidades de alguien, ya sea para superar una asignatura, para demostrar sus conocimientos sobre lo visto en clase, en la resolución de problemas, redacción de informes, etc. Estas se realizan sin tomar en cuenta factores como posición social, condición económica, de género o preferencias religiosas o políticas del estudiante, solo sus habilidades cognitivas.