La falsa modestia, esa que a veces cae pesada entre compañeros, ya sea de clase o de trabajo, finalmente tiene un término que incluye toda la frase: Humblebragging.
Qué es el humblebragging
Abordado como tema de investigación en el que intervienen la psicología y la psicología social para definir finalmente a aquellas personas que supuestamente están incómodas con sus cualidades cuando realmente están diciéndole al mundo sobre esa cualidad que los destaca, exteriorizando un poco su narcisismo.
De acuerdo con los sitios de traducción y pronunciación del inglés, el término humblebragging se pronuncia jambelbraguin, y quienes lo practican son llamados humblebragger, y jambelbraguer es su pronunciación.
Es muy común oír a personas, en una residencia universitaria, hablar de sus fortalezas, lo cual no está mal si no hace presunción ni alarde es éstas, el problema está en disfrazar esas cualidades haciéndolas ver como si se tratara de algo que no conviene, que estorba, no satisface o con la que no se está cómodo.
La falsa modestia o la intención de parecer humildes, lejos de hacer que la persona caiga bien, hace un flaco favor a la forma como es percibida por su grupo de amigos y compañeros.Hasta puede llegar a sembrar la duda de que realmente esa persona tiene ese talento, cualidad aptitud de la que presume. Es decir, ésta es una prueba de que el humblebrag no funciona.
El desarrollo de las tecnologías de información, el uso masivo de aplicaciones y redes sociales han sacado a flote una serie de comportamientos que estaban de bajo perfil, pero que en la actualidad afloran, se mezclan, crecen, se multiplican y saturan todos los medios de comunicación de forma individual y social. Así, personas que eran percibidas como tímidas, se muestran como atrevidas, arrojadas. Hombres y mujeres hacen una sobrexposición de sus vidas y cuentan al mundo cada paso que dan, sin considerar lo poco o mucho que importe a sus contactos.
Toda esa exposición permanente que existe en la sociedad, contrasta con el miedo ancestral y permanente al fracaso, a tomar decisiones que resulten equivocadas, a tener que retroceder y reconocer los errores cometidos, de allí que este nuevo término entre en escena a formar parte del comportamiento de muchas personas. Un elemento más de estudio sobre algo que estaría dando señales de la necesidad de reconocimiento y atención por parte de los demás.
Harvard estudió el fenómeno y le puso nombre
Algunos humblebraggers pueden ser irritantes, exasperantes, pero, ¿qué tanto los son y cómo reconocerlos? Un equipo de investigadores de Harvard estudió este comportamiento y pudo dar respuesta a esta pregunta.
En primer lugar, los responsables de la investigación, los profesores Francesca Gino y Michael Norton, y la estudiante de doctorado Ovul Sezer, definieron el humblebrag como un alarde expresado en una queja. Explican que “si alguna vez has dicho algo como ‘es tan tedioso que te confundan constantemente con una supermodelo’, entonces has cometido humblebrag”.
De acuerdo con el estudio realizado sobre la base de cinco ensayos, los expertos pidieron a 200 individuos que evaluaran la sinceridad de un personaje ficticio, a partir de una declaración suya. Les fueron asignados estos tres enunciados al azar: “Estoy tan cansada de que la gente me confunda con una modelo” (ejemplo de humblebragging), “La gente me confunde con una modelo” (presunción) y “Estoy cansada” (simple queja). El estudio arrojó que las palabras que identificaron como más creíbles fueron identificadas como “Simple queja”, mientras que la ostentación camuflada no convenció a casi nadie.
El estudio de Harvard dice que un humblebrag suena insincero, y las personas que no son sinceras, no agradan. Si tiene la necesidad de presumir de sus logros, hágalo. Es mejor que sea sincero y presuma de manera directa. De la misma manera, si te sientes sensible y llorón o quejoso, pues hazlo. Las personas suelen ser comprensivas con los que se quejan, pero los humblebraggers son los últimos de la lista de los simpáticos.
Además, los investigadores hicieron otros experimentos, uno de los cuales fue una réplica de una situación en la que, inclusive, la persona más directa, estaría tentada a humblebrag: una entrevista de trabajo. Especialmente, la parte en la que se pregunta “¿Cuál es su mayor debilidad?”.
Los investigadores pidieron a 122 estudiantes que respondieran a esa pregunta de la misma forma en que lo harían en una entrevista de trabajo real, y obtuvieron respuestas como: “Mi incapacidad para no ser agradable con mis compañeros de trabajo”, y “No siempre soy el mejor para mantenerme organizado”. Cerca de 73 por ciento de los estudiantes dio un humblebrag cuando se le pidió que describiera su debilidad; solo 27 por ciento admitió una debilidad real; pero cuando un grupo de voluntarios calificó las respuestas según la probabilidad de contratar a cada persona, la minoría de personas que admitieron defectos reales se percibieron como más honestas, y, por lo tanto, con mejores contratos.
En conclusión, a la mayoría de la gente no les gustan los alardes de falsa modestia y son censurados por parecer falsos. Para los investigadores, “la gente aprecia la honestidad mucho más de lo que pensamos, y hasta ahora no hemos visto que la falsa modestia produzca ningún efecto positivo, incluso en los casos que se suele pensar que funcionará”. Los estudios apuntan a que fanfarronear puede ser incluso mejor, ya que al hacerlo, al menos se tiene el valor y la valentía de decir directamente lo que se quiere decir.
La recomendación es ser directo, honesto y aceptar que se tienen cualidades sin hacer alarde de éstas, o, sencillamente, optar por ser discreto.
En una entrevista de trabajo, evento al que cualquier profesional estará expuesto en determinado momento de la vida, lo ideal es ser preciso, franco y consciente del momento y de lo que esperas de esa entrevista. Si eres genial y gozas de múltiples cualidades de las que te sientes seguro, lo mejor es no gritarlas al mundo o disfrazar la egolatría, sino que, llegado el momento, el mundo descubra tu genialidad, inteligencia, equilibrio y aciertos a la hora de hacer uso de ellos.