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Llega la época de los exámenes y con ella todo el estrés y la ansiedad, sobre todo si no has tomado las previsiones necesarias para afrontarla.

Desde el comienzo de la carrera, lo ideal es enfocarse en el objetivo de egresar exitosamente, y con él, el hábito sistemático de estudiar para pasar todos los exámenes, pruebas, exposiciones, laboratorios, y otras evaluaciones, intrínsecas en cada materia.

Lo ideal es que al llegar los parciales o exámenes periódicos estés preparado y hayas cumplido una serie de actividades que organizaste a lo largo del período, si no es así, no esperes a estar cerca de las fechas previstas para las evaluaciones. Actúa con tiempo y sácale el mayor provecho a todas las formas que tienes para estudiar las materias, entre las que están la lectura como hábito diario, la búsqueda de información que complemente lo visto en clase, la realización de cuestionarios que contengan los temas principales de las asignaturas, así como el cumplimiento de un horario fijo para cada materia.

Si estás en una residencia de estudiantes, lo más probable es que dispongas de espacios acondicionados para entregarte a los libros de manera cómoda, o que estés en tu habitación con todo el ambiente necesario (iluminación, silencio, tranquilidad, conexión a Internet, escritorio, libros, cuadernos, entre otros), para evitar distracciones o interrupciones a la hora de concentrarte.

Errores comunes al preparar exámenes 

Aquí podrás encontrar...

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Entre los principales errores que cometemos al preparar los exámenes están:

  • No hacerse de un plan de estudios que se cumpla en el transcurso del lapso de clases.
  • Dejar todo para última hora y pensar que con dedicar solo un par de noches o días antes del examen es suficiente para cubrir todo el material necesario.
  • Tratar de memorizar el material. Este es un error frecuente que cometen los estudiantes, sin considerar que lo más importante es revisar el material, ampliar la información, asimilarla, entenderla y repasarla, de manera de poder interpretarla y responder las preguntas con la seguridad de haber entendido los temas.

Es necesario tener claro el tema que se está estudiando, especialmente sobre la base de lo visto en clases, de los planteamientos principales, de las recomendaciones del profesor y del punto de vista de los autores de los libros que se estén consultando. Se debe mantener el enfoque de lo que se está estudiando, de lo contrario, solo se estará perdiendo el tiempo sin entender de qué se trata.

Se recomienda consultar varios autores acerca de un mismo tema. No te quedes solo con la información vista en clase, amplíala de manera tal de tener varios enfoques. Actualmente Internet ofrece un sinfín de opciones para acceder a información actualizada. Las ventajas de tener más información es que puede haber interpretaciones y explicaciones más sencillas que te ayuden a superar, asimilar y comprender conceptos.

Cuidado con las Redes Sociales.

Otro error común es distraerse con las redes sociales. Muchos estudiantes se sientan a estudiar y abren diversas ventanas entre las que están Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, y otras, desviando la atención de los temas de interés para los exámenes y respondiendo comentarios que no están relacionados con sus temas académicos. Se puede llegar a perder un tiempo precioso en las redes sociales, que incluye, además la dificultad de retomar la lectura o la comprensión de los textos.

Algunos expertos recomiendan que cuando se realiza una tarea mental que implique un reto, como en el caso de los estudiantes que se preparan para un examen, se debe hacer en silencio.

Tener varios sitios para estudiar o estudiar acostado

Estos errores suelen ser frecuentes. Lo ideal es identificar un sitio cómodo y tranquilo para dedicarse a estudiar, puede ser dentro de la residencia universitaria, en tu habitación o en un lugar que proporcione tranquilidad y facilite la concentración. Hay que evitar estudiar acostado, pues es más probable quedarse dormido sobre los libros o la computadora.

Si te dedicaste con antelación a estudiar para tus exámenes, puedes darte un tiempo para el esparcimiento y despejar la mente. Trata de hacer caminatas largas que te mantengan alerta pero a la vez te relajen para que puedas descansar toda la noche.

No tener libros o apuntes a la mano

Otro error común, lo que inevitablemente nos quitará tiempo a la hora de sentarnos a estudiar. Afortunadamente, Internet ofrece información que puede servirnos, pero debemos estar seguros de que se trata de lo mismo que hemos visto en clases, y que vamos a complementar la información.

No se debe llegar al momento de preparar los exámenes sin tener todo dispuesto, de allí que sea necesario haber realizado un trabajo diario de acomodar, organizar, leer y entender los temas, de manera de no llegar al final con demasiado material para leer por primera vez, sino que ya estés familiarizado con éste.

Algunas técnicas de estudio que utilizamos no nos funcionan, pero eso sería bueno descubrirlo mucho antes de las fechas de exámenes, pues puede que no haya tiempo para experimentar otras. La recomendación es, con suficiente antelación y organización, probar técnicas distintas a las habituales. Leer, subrayar e intentar repetir frases, puede que ya no funcione para temas académicos más complejos. Lo ideal es esforzarse en concentrarse, hacer mapas mentales, utilizar algunas reglas mnemotécnicas que son conocidas para recordar una secuencia de datos, nombres, números, imágenes, etc., también se puede utilizar la asociación de ideas para fijar conceptos, crear tus propios test o fichas de estudio, entre otras.

Debes ser optimista y pensar que has dedicado buena parte del tiempo a estudiar, lo cual te dará seguridad a la hora de enfrentar la prueba.

Las horas previas al examen debes dedicarlas a estar relajado, tranquilo. Haber tenido un sueño reparador es lo mejor antes de enfrentarse a una prueba. Si es posible, escucha algo de música o revisa alguna lectura que no esté relacionada con los temas que entrarán en el examen.

Llega temprano al examen. Toma la previsión de salir con la suficiente antelación de manera de tener margen para sortear cualquier eventualidad que surja en el camino hacia la universidad.

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