La universidad es una etapa crucial en la vida de cualquiera, además de ser muy especial, no se trata solo de adquirir conocimientos académicos, sino también para desarrollar habilidades personales que te preparen para el futuro.
En este contexto, la proactividad es una de las cualidades que más influye en el éxito, ya sea ahora en la universidad, como luego en tu vida profesional
Pero, ¿qué significa ser proactivo, y cómo se diferencia de ser reactivo? ¿Cuáles son las ventajas de adoptar un enfoque proactivo en tu vida universitaria?
Bueno, vamos a verlo.
¿Qué significa ser proactivo o reactivo?
Aquí podrás encontrar...
El concepto de proactividad está relacionado con la capacidad de anticiparse a los acontecimientos y tomar el control de las situaciones.
Ser proactivo implica actuar de manera deliberada y consciente, en lugar de esperar a que las circunstancias te obliguen a reaccionar.
Los estudiantes proactivos no solo resuelven los problemas cuando surgen, sino que se adelantan a ellos, planificando y organizándose para minimizar las dificultades.
En cambio, un estudiante reactivo es aquel que responde a las circunstancias cuando ya no tiene otra opción.
No toma la iniciativa ni se anticipa a los problemas, actúa solo si se ve obligado a hacerlo.
Esta actitud puede llevar a vivir en un estado constante de urgencia y estrés, ya que no gestiona el tiempo ni las responsabilidades de manera eficiente.
En definitiva:
Proactivo, actúa antes de que ocurra un problema.
Reactivo, responde solo cuando el problema ya ha aparecido.
5 características de un estudiante reactivo
Vive en modo “supervivencia”, tratando de mantenerse al día con sus obligaciones académicas y personales, a menudo, no es consciente de cómo sus hábitos de estudio, y su falta de planificación afectan su rendimiento y bienestar.
Veamos las principales características de un estudiante reactivo.
01 Deja todo para el último momento
Suelen procrastinar, posponiendo sus tareas hasta que ya no tienen más remedio que hacerlas, lo que puede provocar ansiedad y estrés innecesarios.
02 Siente que no tiene control sobre su tiempo
Al no planificar con antelación, constantemente se ve atrapado en situaciones de crisis, donde las tareas se acumulan y los plazos se acercan sin remedio.
03 Depende de otros para resolver problema
No suele tomar decisiones por su cuenta, espera que otros (compañeros, profesores, etc.) le indiquen qué hacer o cómo solucionar los problemas.
04 Es vulnerable al estrés
Esa acumulación de responsabilidades y la falta de control sobre sus tareas, lo hacen muy propenso al estrés, algo que es una constante en su vida.
La sensación de estar siempre corriendo contrarreloj genera agotamiento físico y emocional a cualquiera.
5. Tiene un enfoque a corto plazo
Solo piensa en cumplir con lo que es urgente, sin considerar cómo sus acciones hoy, pueden afectar su mañana
5 características de un estudiante proactivo
Los estudiantes proactivos, por otro lado, toman las riendas de su vida académica y son conscientes tanto de sus objetivos, como de los pasos necesarios para alcanzarlos.
Pero una cosa importante, adoptar una actitud proactiva no significa que nunca se enfrenten a problemas, pero están mejor equipados para manejarlos de manera efectiva.
01 Planifican y organizan su tiempo de manera eficiente
Dividen sus tareas en objetivos manejables y establecen plazos realistas para cumplirlos, además, usan herramientas como agendas, calendarios digitales o aplicaciones de productividad para mantenerse organizados.
02 Buscan soluciones antes de que surjan los problemas
Anticipan posibles obstáculos y desarrollan estrategias para superarlos, por ejemplo, si saben que un examen importante coincide con una entrega de trabajo, comienzan a estudiar, y trabajar con anticipación.
03 Toman la iniciativa
No esperan a que alguien más les diga qué hacer, ante una duda, o un tema que no comprenden, no aguantan a que sea la próxima clase para resolverlo, sino que investigan por su cuenta, buscan recursos adicionales o piden ayuda.
04 Se adaptan al cambio
Flexibles y no se desmoronan cuando las cosas no salen según lo planeado, de hecho ajustan su estrategia y continúan avanzando hacia sus metas, adaptándose a la nueva situación.
05 Tienen una visión a largo plazo
No solo piensan en las tareas inmediatas, sino que también consideran cómo sus decisiones actuales pueden influir en su desarrollo académico, profesional y personal en el futuro.
Pros y contras de cada uno
Ya los tenemos definidos y diferenciados, ahora vamos a ver lo bueno y lo malo de cada uno.
Estudiante reactivo
En situaciones de crisis, ser reactivo es útil, ya que su enfoque está en lo urgente y actúa rápidamente para resolver problemas inmediatos.
Al no planificar tanto, los estudiantes reactivos pueden tener más flexibilidad en algunos aspectos de su vida, por no estar constantemente siguiendo un plan rígido.
Claro que no es todo un camino de rosas, también sufren altos niveles de estrés y ansiedad debido a la acumulación de responsabilidades, y la falta de control sobre el tiempo y la vida académica.
Todo esto hace que aprovechen menos las oportunidades, ya que están ocupados reaccionando a lo urgente en lugar de buscar cada vez nuevas formas de mejorar.
Estudiante proactivo
A largo plazo, menos estrés, porque el trabajo lo organiza y distribuye de manera eficiente y pensada con anterioridad, para resolver cualquier cosa que pueda surgir.
Mayor control sobre el tiempo y las responsabilidades, lo que hace que cumpla con los plazos sin prisas de última hora.
Su capacidad para identificar y aprovechar oportunidades académicas o extracurriculares, enriquece su desarrollo personal y profesional.
Ahora no malo, necesita de un aporte extra de esfuerzo y disciplina inicial para organizarse y planificar adecuadamente.
En algunos casos, cuando los planes no salen como se esperaba, le causa frustración, a la que seguro podrá adaptarse, pero, en un primer momento, le pueden desanimar
Cómo convertirse en un estudiante más proactivo
Si sientes que eres más reactivo que proactivo, no te preocupes: la proactividad se puede desarrollar con la práctica y la determinación, siguiendo, por ejemplo, estos pasos que te dejamos por aquí.
Empieza a usar una agenda
La clave para ser proactivo es la organización.
Usa una agenda física o digital para anotar todos tus plazos, exámenes, entregas y actividades extracurriculares, divide tus tareas en pequeños pasos, y establece fechas para completarlas.
Establece prioridades
No todas las tareas son igual de importantes.
Aprende a identificar qué es lo que más prisa corre por realizar, y qué es lo que puede esperar, al priorizar, te enfocas en lo que realmente importa.
Anticípate a los obstáculos
Identifica los problemas que podrían surgir en el camino y piensa en soluciones antes de que se conviertan en urgencias.
Por ejemplo, si sabes que tienes una semana ocupada por delante, adelanta tus tareas para evitar el estrés de último minuto.
Toma la iniciativa
Si algo te interesa o te preocupa, no esperes a que alguien te lo solucione, busca recursos, investiga, participa en proyectos, ve a tutorías o habla con tus profesores, para dar con la solución por ti mismo.
No hay que ser totalmente reactivo ni completamente productivo, porque, como ves, ambos tienen sus cosas buenas y malas, y con los dos vas a poder aprovechar muchas oportunidades, ya sea ahora en la universidad, como más adelante, cuando des el paso al mundo laboral.