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Aprender idiomas es una de las habilidades más valiosas que puedes adquirir durante tu vida, en tu etapa universitaria, es una de las más adecuadas para hacerlo.

Digamos que es una característica que te asegura destacar una vez que accedas al mundo laboral, así que no hay tiempo que perder, vamos a ayudarte con las maneras más sencillas que puedes adecuar a tu situación.

Pero no nos quedemos ahí, porque no solo se trata de tu vida laboral, un segundo idioma te beneficia más de lo que imaginas.

La importancia de los idiomas en tu futuro

Aquí podrás encontrar...

En un mundo como en el que estamos, tan globalizado, hablar más de una lengua no solo amplía tus oportunidades laborales, sino que también enriquece tu vida personal. 

Imagina comunicarte con personas de otros países, viajar sin problemas, comprender culturas completamente diferentes, …, eso no solo te hace más competitivo en el mercado laboral, sino que también te ayuda a desarrollar una mentalidad más abierta y adaptable.

En el ámbito profesional, cada vez más empresas buscan profesionales que se comuniquen eficazmente con clientes y socios internacionales.

Marca la diferencia  

Dominar otro idioma es la diferencia entre conseguir el trabajo de tus sueños o perderlo frente a alguien más preparado, por no hablar de que hay sectores específicos, como el turismo, las relaciones internacionales y la tecnología, donde los idiomas son prácticamente imprescindibles.

Mejora tus habilidades

Por otro lado, aprender idiomas también mejora tus habilidades cognitiva, estudios han demostrado que las personas bilingües o multilingües desarrollan mejor su memoria, capacidad de resolución de problemas, y multitarea.

Estas competencias son útiles no solo para tu futuro profesional, sino también hoy, en plena preparación académica, ahora te ayuda a organizar mejor tu tiempo, y a comprender conceptos complejos con mayor facilidad.

El mundo a tus pies

Finalmente, no podemos olvidar que hablar varios idiomas es una puerta abierta al mundo. 

Te permite acceder a libros, películas, música y recursos educativos en su idioma original, lo que enriquece tu aprendizaje y tu experiencia cultural, además, te facilita establecer conexiones personales y profesionales que, de otro modo, serían imposibles. 

¿Te imaginas tener amigos en diferentes partes del mundo o participar en proyectos internacionales?

Sí, es increíble, y no imposible si conoces los métodos que te lo facilitan.

Los 7  mejores métodos para aprender idiomas mientras estudias

Aprender un idioma parece un reto, y muchas veces lo es, ya tienes mil cosas en la cabeza, (trabajos, exámenes, proyectos, amigos, …) y solo pensar en añadir algo más, te agobia más que te anima

Pero aquí van algunos métodos que puedes integrar fácilmente en tu rutina diaria, y que te ayudan a dominar un idioma nuevo (sin volverte loco, claro)

01. Clases en línea y aplicaciones

Apps como Duolingo, Babbel o Memrise son una excelente manera de empezar, son herramientas te permiten aprender vocabulario, gramática y expresiones comunes en sesiones cortas, ideales para ajustar entre tus clases y el resto de actividades de tu día.

Además, ofrecen recordatorios para ser constante, clave para no abandonar, pero que depende mucho de tu capacidad de mantener el compromiso, algo que, a veces, cuesta bastante.

Cuando ya buscas algo más estructurado, las clases en línea con profesores nativos son una gran opción, dispones de plataformas como iTalki o Preply te conectan con profesores que adaptan las lecciones a tus necesidades, ya sea mejorar tu conversación o prepararte para un examen oficial.

02. Intercambios de idiomas

Las universidades suelen tener programas de intercambio de idiomas donde puedes practicar con estudiantes internacionales, consulta en la tuya, y apúntate,

Si no, siempre puedes buscar en apps como Tandem o HelloTalk, donde encuentras personas de todo el mundo dispuestas a practicar contigo: tú les ayudas con tu español y ellos te ayudan con su idioma (vamos, un win-win de manual)

03. Consumo de contenido en ese idioma 

Series, películas, música y pódcast son herramientas increíbles para mejorar tu comprensión auditiva, y familiarizarte con las expresiones nativas. 

Al principio, si se te hace cuesta arriba, apóyate en subtítulos, pero haz por quitarlos poco a poco para forzarte a entender sin ayuda, piensa que, por ejemplo, escuchar música en otro idioma, y buscar las letras para entender la canción, te ayuda a memorizar vocabulario mientras disfrutas.

04. Practica con amigos

Si tienes compañeros que también quieren aprender el mismo idioma, conviértelo en una actividad social.

Si vives en una residencia es muy seguro que cuentes con ellos, organiza tardes de conversación, juegos en el idioma, o incluso retos semanales para ver quién aprende más palabras nuevas. 

Aprender en grupo siempre es más divertido y motivador, te ayudan a continuar en los momentos de desánimo

05. Viajes y estancias en el extranjero

Si tienes la oportunidad, nada te ayudará más que una inmersión total. 

Participar en programas Erasmus, voluntariados internacionales o simplemente viajar a un país donde se hable el idioma que estás aprendiendo te permitirá practicar 24/7, con el añadido de que vas a conocer nuevas culturas y harás amigos para toda la vida.

06. Crea una rutina diaria

El progreso en el aprendizaje de un idioma se basa en la constancia, no puedes empezar muy animado y, a las pocas semanas, haberte olvidado de practicar.

Dedica al menos 20 minutos al día, ya sea leyendo un artículo, haciendo ejercicios de gramática, o viendo un vídeo en YouTube, se trata de conseguir que el idioma forme parte de tu día a día para que se convierta en algo natural.

07. No tengas miedo de cometer errores

Este es un punto clave. 

Muchas veces evitamos hablar por miedo a equivocarnos, pero los errores son parte del aprendizaje: cada vez que lo haces, estás un paso más cerca de dominar el idioma. 

Sé valiente y lánzate a practicar, ya sea hablando con un amigo, participando en una clase o pidiendo algo en un restaurante.

Aprender un idioma mientras estudias es un auténtico desafío, pero con las herramientas y la actitud adecuada, no solo es posible, sino que se convierte en una experiencia superenriquecedora. 

Las herramientas ya las tienes, y estamos seguros de que la actitud, también, ¡ánimo!

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