Llegar a mitad del curso es como estar en el medio de una maratón: ya llevas un buen tramo recorrido, pero aún queda un enorme camino por delante.
Es un momento perfecto para hacer una pausa, respirar y reflexionar sobre cómo van las cosas, tomarte este tiempo no solo te ayuda a evaluar tu rendimiento, sino también a reajustar tus objetivos, mejorar tu bienestar y encarar la recta final con más claridad y confianza.
¿Te animas?
¿Por qué es importante reflexionar a mitad del curso?
Aquí podrás encontrar...
La reflexión es una herramienta poderosa que muchas veces se pasa por alto, igual piensas:”¿para qué reflexionar ahora?, total, el curso sigue, ya lo veré al final”, (esa idea no es tan buena como crees), porque hacerlo a mitad de camino tiene grandes ventajas.
Estás en el momento ideal para detenerte y analizar, tanto lo que ya has conseguido, como las metas que te quedan por alcanzar y, sobre todo, los puntos que puedes mejorar.
Además, te da la posibilidad de redirigir tus esfuerzos, identificar lo que está funcionando y ajustar lo que no, antes de que sea demasiado tarde.
No solo eso, reflexionar también es una fuente de motivación que te ayuda a alejar ese agotamiento que poco a poco vas sintiendo según pasan los meses
En definitiva, reflexionar no es perder el tiempo, sino invertir en ti mismo para sacar el máximo provecho de tus esfuerzos.
Veamos cómo puedes hacerlo.
Primer paso: evalúa tu rendimiento académico
Uno de los aspectos clave de tu vida universitaria es, por supuesto, tu rendimiento académico, y hacer balance a mitad del curso te ayuda a entender cómo vas avanzando en tus asignaturas y si estás logrando los objetivos que te propusiste.
Para un minuto y piensa en cómo te ha ido hasta ahora, pero sé honesto contigo mismo al responder:
- ¿Estoy satisfecho con mis notas?
- ¿Siento que entiendo los temas o solo memorizo?
- ¿He cumplido los plazos para entregar mis trabajos?
Si tus respuestas no te convencen, no te preocupes, no hay que echarse las manos a la cabeza, lo más importante es identificar en qué puedes mejorar, tal vez necesites organizarte de otra manera, buscar apoyo en un profesor o formar un grupo de estudio.
Por otro lado, si las cosas van bien, ¡felicidades!, sigue así que ya has hecho lo peor.
Segundo paso: reflexiona sobre tu bienestar
Fundamental, si no te sientes bien, no vas a poder lograr cada cosa que te has propuesto.
Estudiar no lo es todo, también es importante cuidar de tu salud física, mental y emocional.
Reflexionar sobre cómo te sientes y cómo estás cuidando de ti mismo marca una gran diferencia en tu rendimiento, para eso, pregúntate:
- ¿Estoy durmiendo lo suficiente?
- ¿Dedico tiempo a mis amigos, familia y hobbies?
- ¿Cómo me siento con el estrés y la presión de los estudios?
A veces nos enfocamos tanto en las obligaciones que olvidamos cuidarnos, pero en el mismo momento en el que sientas que te has descuidado, es hora de hacer ajustes: duerme más, haz algo de ejercicio, o simplemente tómate un rato para desconectar.
Tu salud es clave para rendir bien.
Tercer paso: analiza tu organización y hábitos de estudio
La organización es uno de los pilares para avanzar con éxito en tus estudios, y valorar ahora cómo estás gestionando tu tiempo y tus recursos, te ayuda a detectar errores y adoptar nuevas estrategias que hagan más eficiente tu rutina, piensa en:
- ¿Estoy utilizando bien mi tiempo o lo desperdicio?
- ¿Planifico mis tareas o las hago a última hora?
- ¿Tengo un lugar adecuado para estudiar?
Si no tienes una rutina clara, intenta probar algunas herramientas como apps de planificación o agendas, luego, divide las tareas grandes en pequeñas metas diarias, y utiliza técnicas como el método Pomodoro para mantenerte concentrado.
Cuarto paso: (re)evalúa tus metas
Al inicio del curso seguramente te marcaste algunos objetivos, ahora que has recorrido parte del camino, es un buen momento para revisarlos y asegurarte de que sigan siendo relevantes para ti.
Piensa en ellos y hazte preguntas como:
- ¿Estoy cerca de cumplirlos o necesito esforzarme más?
- ¿Hay nuevas metas que quiero incluir?
- ¿Siguen siendo importantes para mí?
Reajustar tus objetivos no significa que has fallado, sino que eres realista y flexible, se trata de priorizar lo que realmente importa, y eliminar lo que ya no tiene sentido.
Quinto paso: revisa tus relaciones
Más allá de lo académico, tu experiencia en la universidad incluye convivir y relacionarte con otras personas, así que no está de más dedicar tiempo a reflexionar sobre tus relaciones, verás cómo te ayuda a identificar si estás cultivando amistades saludables, y si estás siendo un buen compañero, piensa en:
- ¿Me estoy aislando demasiado, o me distraigo más de lo que me conviene?
- ¿He sido un buen compañero de piso, residencia o estudio?
- ¿He hecho amigos con los que me siento cómodo?
Las relaciones son fundamentales para tu bienestar, así que dedica tiempo a cuidarlas, por ejemplo, organiza un plan con amigos, o haz un esfuerzo por integrarte en actividades comunes de la residencia o en la universidad.
Sexto paso: encuentra tu motivación
El motor que te impulsa a seguir adelante.
A mitad del curso, es normal sentirte un poco desmotivado o cansado, y es el mejor momento para reconectar con tus razones para estar aquí, y recordar por qué decidiste iniciar este camino:
- ¿Qué objetivos a largo plazo quieres alcanzar?
- ¿Qué cosas pequeñas te hacen feliz cada día?
- ¿Qué te llevó a elegir tu carrera o estudios?
Escribe tus motivaciones y colócalas en un lugar visible, tenerlas presentes te ayuda en los días en los que el cansancio intenta vencerte (no dejes que lo consiga)
Séptimo paso: haz un plan para la recta final
Una vez que has reflexionado y tomado nota de tus fortalezas y áreas de mejora: ¡actúa!
No basta con identificar lo que puedes mejorar, es fundamental no quedarse ahí y ponerlo en práctica, así que ponte con ello y diseña tu propio plan para lo que queda del curso que debe incluir:
- Prioridades actuales, define qué asignaturas, proyectos, exámenes, o cualquier otra tarea que necesite más de tu atención.
- Reorganiza tu calendario, en el que debes reservar tiempo suficiente para estudiar, descansar y socializar.
- Compromiso contigo mismo, tenlo presente siempre, y recuerda que todo esfuerzo tiene su recompensa.
Último paso: celebra tus logros
Si no es el más importante, casi, casi.
Todos, por pequeños que te parezcan (no lo son), cada uno cuenta.
Igual, entregar ese trabajo que tanto te ha costado completar, hacer un nuevo amigo, o no vamos tan lejos, “tan solo”, superar ese día que se puso tan cuesta arriba.
Darte cuenta de que avanzas, de que consigues cosas, te llena de energía positiva y te impulsa a seguir hacia adelante.
Celebrar tus logros no solo es motivador, también es un recordatorio de que cada paso cuenta en el camino hacia tus metas.
Este es el momento de parar unos minutos y mirar hacia atrás para seguir hacia adelante, prueba, verás cómo afrontas lo que queda de curso con otra sensación, y algo muy importante, vas a valorar mucho lo que llevas hecho hasta ahora.