Las reglas de convivencia cuando se comparte, ya sea una habitación en una residencia, o un piso, durante todo el curso, son esenciales, para que el año fluya con normalidad.
De las relaciones entre chicos y chicas que han coincidido y compartido situaciones de convivencia todo el curso, han nacido verdaderas amistades para toda la vida.
Eso sí, fácil no es, hay que trabajar muchos aspectos del día a día y solventar conflictos que aparecen y que, si no se tiene “mano izquierda” convierten la convivencia en una batalla campal.
¿Cómo lidiar con conflictos de convivencia?
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Mudarse a una residencia universitaria es algo emocionante, sin embargo, también presenta retos, especialmente cuando hablamos de convivir con compañeros de cuarto, que no conocíamos ni tenemos ninguna relación anterior, son digamos perfectos desconocidos.
Con la experiencia que tenemos de nuestros residentes hemos hecho esta pequeña lista de consejos para ayudarte, para que cuando empieces tu vida universitaria lejos de casa, la experiencia sea lo más agradable posible.
01. Comunicación abierta y honesta
La clave para una buena convivencia es la comunicación, desde el principio, establece una relación basada en la confianza y la transparencia con tus compañeros de cuarto.
Hay una serie de puntos que deberíais poner en común que igual deberíais discutir desde el principio:
Espacios compartidos, limpieza y uso de las zonas comunes.
Rutinas diarias, como de sueño y de estudio
Invitados, cuándo y cuántos.
No olvides que una conversación clara y abierta previene muchos conflictos y evita males mayores.
02. Establece reglas básicas
Ahora que ya estáis de acuerdo, es bueno pensar en unas reglas, claras, para que todo vaya bien en esos puntos que no tenéis en común.
Es importante que no sean tan estrictas que supongan que alguno viváis en una pesadilla, se trata de flexibilizar, ceder, y llegar siempre a un punto medio.
03. Sé respetuoso y considerado
El respeto mutuo es esencial para una convivencia en armonía, trata a tus compañeros de habitación o de piso, como te gustaría ser tratado.
Respeta espacio y pertenencias de los demás, no tomes cosas prestadas sin pedir permiso.
Sé consciente del ruido, usa auriculares para escuchar música o ver vídeos, en definitiva se trata de evitar molestias innecesarias durante las horas de descanso de tus compañeros.
Cumple con las reglas y acuerdos, que planteéis al principio de la convivencia, cuando respeta lo que se ha decidido, el ambiente es más agradable para todos.
04. Resuelve los conflictos de manera constructiva
Es normal que surjan conflictos, por eso no te preocupes, en todas las relaciones hay choque de opiniones y de formas de ser, lo importante es cómo se manejan.
Te dejamos unas estrategias muy sencillas que te van a ayudar mucho:
Surge un conflicto de convivencia, ¿cómo lo resuelvo?
Aborda los problemas en cuanto te des cuenta de que aparecen, habla directamente, y antes de que el fuego no se pueda extinguir.
No dejes que se acumulen y causen resentimiento.
No lances acusaciones inconcretas o de forma generalista, describe el problema concreto y cómo te afecta.
Escucha activamente, da al resto la oportunidad de expresar su punto de vista sin interrupciones, así seguro que vais a lograr soluciones efectivas para ambos.
Puede funcionar muy bien establecer unas jornadas periódicas en las que hablar, y discutir, de cómo es la convivencia por cada uno, se trata solamente de, en un ambiente distendido, sacar “eso” que os puede molestar y que, es posible que al otro no le importe evitar.
05. Busca mediación si es necesario
Vamos a ponernos, por último, en el peor escenario en una relación entre compañeros: el conflicto se intensifica de tal manera, que ya no parece que tenga solución.
En estos casos, hacer uso de un mediador es buena idea, no es un signo de debilidad, ni de fracaso, sino de querer solucionar algo que se ha encallado, y no sabes cómo manejar.
Puede ser otro compañero ajeno al conflicto, por ejemplo, o algún mediador del que disponga la residencia, se trata de que sea alguien que os permita hacer ver lo que ocurre, y os ayude a alcanzar una solución que beneficie a todos.
La importancia de establecer reglas claras en la convivencia
Establecer reglas claras desde el principio, como te hemos adelantado, es fundamental para crear un buen ambiente y alejar conflictos.
Con ellas se evita que, incluso, un pequeño malentendido por no saber la opinión del otro, termine en un largo año de discusiones, algo que, sin duda, afectará tus estudios.
Previenen malentendidos
Cuando varias personas comparten un espacio, las diferencias en hábitos y expectativas lleva a malentendidos, seguro.
Con unas reglas iniciales, claras y con las que todos estéis de acuerdo, vais a comprender mejor las necesidades del otro, y a tener una guía para solucionarlas sin que la cosa llegue a más.
Unas reglas ponen límites, y esos límites evitan que las acciones de unos perjudique a otros.
Distribuyen las responsabilidades
En un espacio compartido, es importante que todas las personas contribuyan al mantenimiento y limpieza del lugar.
Una de las reglas más habituales, y que mejor funciona es la de establecer un calendario rotativo para las tareas de limpieza, y organización de las zonas comunes, una manera de que todos os impliquéis de una manera equitativa, sin que el trabajo recaiga en una sola persona, algo que nunca termina bien.
Fomentan respeto y consideración
Ambos aspectos son esenciales en la convivencia.
Establecer normas sobre el uso de pertenencias personales, y el acceso a espacios privados, ayuda a proteger la privacidad y las propiedades de cada uno.
Además, definir horarios de silencio y normas sobre el volumen de música y conversaciones, evita molestias y asegura un ambiente tranquilo cuando cada uno lo necesite.
Encuentran soluciones a conflictos
Proporcionan una base para resolver conflictos de manera constructiva.
Cuando surgen desacuerdos, contar con un conjunto de normas previamente acordadas, facilita la discusión y la búsqueda de soluciones.
Sirven como punto de referencia objetivo para discutir problemas, además de que, si es necesario llegar a una mediación, contar con ellas ayuda a definir bien el alcance del problema, y encauzar la situación hacia la mejor salida.
Crean de un ambiente amistoso
Un ambiente cordial, sin discusiones a todas horas, es esencial para el bienestar y el éxito académico de quienes viven en él.
Ten en cuenta que esta relación de convivencia muchas veces es obligada por las circunstancias, y que tiene como objetivo principal el curso universitario.
Si estás incómodo, afecta a tus estudios y llega a perjudicar todo un año de tu vida.
Contar con unas reglas claras y acordes a las circunstancias de cada uno, establece unas expectativas, ya sabes qué esperar de los compañeros de cuarto y de ti mismo, eso reduce la ansiedad y asegura una convivencia más fluida.
No se trata de tener unas normas tan estrictas e imposibles de cumplir que apenas si puedas hacer nada en tu lugar de residencia, sino de tener unos márgenes que den sensación de orden y control, indispensables para que tu curso este año no solo finalice con los resultados que esperas, sino con una amistad que puede durar muchos años.