¿Por qué julio es el mejor mes para reservar tu plaza en una residencia?

Julio es ese mes en el que muchos estudiantes están de vacaciones, otros esperando las notas y algunos aun dándole vueltas a qué hacer el próximo curso. Pero si estás pensando en vivir en una residencia universitaria, hay algo que deberías saber: julio es el mejor momento para reservar tu plaza.

No se trata solo de asegurarte una cama. Reservar con tiempo tiene muchas más ventajas de las que imaginas, tanto para ti como para tu familia.

Elegir residencia universitaria con tiempo

La elección de residencia universitaria es una de las decisiones más importantes cuando te vas a estudiar fuera. No se trata solo de tener un techo: se trata del lugar donde vas a vivir, estudiar, descansar, conocer a gente nueva y crear una rutina que debes cumplir durante todo un curso.

Elegir bien, y con tiempo, es lo que hace que tengas un año escolar sin sobresaltos en el que te puedas dedicar a ti y a tus estudios a tiempo completo.

Julio es ese momento clave en el que muchas residencias todavía tienen plazas disponibles, las condiciones son más flexibles y puedes organizarlo todo sin estrés.

 Esperar a agosto o septiembre limita mucho tus opciones, te hará vivir con prisas y, en el peor de los casos, te dejará sin plaza en tu primera elección.

Reservar con tiempo te permite comparar, visitar (si puedes), preguntar todo lo que necesites y elegir con calma. No tomas una decisión al azar, sino una decisión informada.

Y ahora sí: vamos a ver las ventajas de ser de los primeros en “mover ficha”.

6 ventajas de ser el primero en elegir

Cuando reservas tu plaza en julio, te adelantas a la mayoría. Eso se traduce en muchos beneficios reales que notarás desde el primer día. Aquí van:

01. Las mejores habitaciones todavía están disponibles

Aunque muchas residencias empiezan a llenar plazas desde primavera, julio sigue siendo un mes ideal porque aún tienes opciones para elegir.

Más variedad de habitaciones

En julio todavía puedes escoger entre habitaciones interiores o exteriores, con baño privado o compartido, con terraza o sin ella… A medida que pasan las semanas, la oferta se reduce y puede que acabes cogiendo lo que queda.

Puedes elegir compañeros

En muchas residencias, si reservas con antelación, puedes pedir compartir con alguien en concreto. Si dejas la decisión para septiembre, esa posibilidad desaparece.

02. Evitas el estrés de última hora

A finales de agosto y principios de septiembre empieza el caos: matrículas, mudanzas, libros, nervios …, si a todo eso unes la necesidad de buscar dónde vivir, se vuelven semanas complicadas.

¿Agosto y septiembre? Prisas, menos opciones y más nervios

Dejarlo todo para el final puede que en alguna cosa te resulte, en esto no.

Plazas llenas, residencias colapsadas, …, junto al riesgo de acabar en un alojamiento que no era su primera opción (ni la segunda).

Reservar en julio te permite organizarte con calma, hacer la maleta sin agobios y llegar al nuevo curso con todo listo.

03. Más tiempo para preparar tu mudanza (mental y física)

Mudarse a otra ciudad para estudiar no es cualquier cosa. Requiere tiempo para asimilarlo y organizarlo bien.

Ten en cuenta que dejas atrás todo lo que conoces, te alejas de tu entorno, de tu familia y amigos, y vale que los puedes ver a menudo, pero si es la primera vez que vives lejos, cuesta adaptarse.

Con tiempo, todo se asimila mejor

Si reservas en julio, tienes agosto entero para pensar qué necesitas, comprar lo que te falta, preparar tu ropa, tus libros… e incluso para hacer algún plan con tus futuros compañeros, si ya los conoces.

También es un mes ideal para venir a visitar la residencia, si todavía no la conoces, o explorar un poco la ciudad antes de que empiece el curso.

04. Te aseguras plaza en la residencia que quieres

Parece obvio, pero es importante repetirlo: las plazas en las residencias son limitadas. Y no, no se amplían mágicamente en septiembre.

Lo que pasa si te esperas

Cada año hay estudiantes que, por esperar al último momento, se quedan sin plaza en la residencia que querían. Tienen que buscar alternativas más caras, más lejos o simplemente menos convenientes.

Julio es el momento en el que todavía puedes decir: «quiero vivir aquí», en lugar de «me ha tocado vivir aquí».

05. Tranquilidad para ti… y para tus padres

Este punto también importa, y mucho.

Elegir residencia no solo es una decisión del estudiante: muchas veces es algo que se habla en familia. Y cuanto antes se decida, más tranquilos estáis todos.

Dormir mejor en verano

Saber que ya tienes alojamiento resuelto te permite disfrutar del verano sin esa preocupación rondando la cabeza. Lo mismo para tus padres, que a veces son incluso más previsores.

Además, julio es un mes en el que todavía hay tiempo para resolver dudas, hablar con la residencia y hacer una reserva segura sin prisas ni presiones.

06. Puedes organizar el resto del curso con antelación

Una vez tienes resuelta la parte del alojamiento, puedes empezar a pensar en lo demás: cómo moverte por la ciudad, si necesitas transporte público, cómo organizar tus comidas, tus estudios, tu tiempo libre…

Ir un paso por delante

Reservar en julio no es solo asegurar un sitio donde dormir: es empezar a preparar tu vida universitaria con tiempo, sin agobios ni sorpresas.

Es como hacer bien los deberes antes de la vuelta al cole. Tu yo de septiembre, cuando llegue el primer día en la universidad, te lo agradecerá, ya lo verás.

Julio es ese mes en el que todo parece estar en pausa, pero en realidad es el mejor momento para tomar decisiones clave. Si ya sabes que vas a estudiar fuera y vivir en residencia, no lo dejes para después.

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